El liderazgo en las organizaciones públicas y privadas
Jacqueline Hurtado
El liderazgo es uno de los aspectos más importantes dentro
del proceso de las organizaciones, pero como es una resultante de la
combinación de diversas condiciones, y una de esas condiciones es el entorno,
el liderazgo se manifiesta de forma distinta según cambien las características
de la organización.
Antes de abordar el tema del liderazgo en las organizaciones
públicas y privadas, es importante hacer una distinción entre poder y liderazgo.
El liderazgo se refiere a la influencia que ejerce una persona sobre su grupo
de referencia. A través de esta influencia, el líder logra que otros lleven a
cabo las tareas que se pretenden desarrollar al servicio de la eficacia
colectiva (Fleishman et al., 1991c.p. Pedraja y
Rodríguez, 2008; Northouse, 1993 c.p. Varela, 2012). Esa influencia puede tener diferentes fuentes,
pero una característica del liderazgo es que el líder es una fuente de
atracción y tiene capacidad de convocatoria, inspira respeto, promueve la
lealtad y persuade. Por otra parte, el poder es una de las formas de autoridad,
cuya capacidad de influir en otros, que se caracteriza por la posibilidad real
de perjudicarlos o beneficiarlos (Hurtado, 2006). Los cargos directivos forman
parte de este tipo de autoridad. Una persona puede tener un cargo directivo,
más no necesariamente ser un líder, o tenerlo y además ser líder.
Varela (2012) hace también la distinción entre líderes
formales y líderes naturales. Par este autor, un líder puede ser el gerente de un
departamento, o un empleado de nivel medio sin subordinados a su cargo, un líder
informal, capaz de influir en el rendimiento de su equipo. Resulta interesante
que, para Varela (2012), la autoridad es muchas veces un “congelador de
liderazgo”, sobre todo cuando la capacidad de influir en otros está dada por el
poder del cargo, mas no por la legitimidad y el reconocimiento de los equipos
de trabajo liderados. Según este autor, el líder de las organizaciones
públicas, por tanto, puede volverse más reactivo y se olvida de la gestión en
base a trabajo colaborativo, relaciones de beneficio mutuo (ganar-ganar) y la facilitación de los recursos e
instancias para un alto desempeño de los equipos.
Varela (op.cit.) también señala que hay líderes formales que
son más bien gestores: bajan las estrategias a la realidad organizacional,
delegan actividades, coordinan, organizan, pero no son capaces de ejercer un
efecto real en la motivación de las personas por alcanzar un objetivo en común.
Podría decirse que carecen de la condición persuasiva y convincente del líder
que convoca y se convierte en un atractor.
En cuanto a la distinción entre gestión y liderazgo, Kotter
(1990 c.p, Varela, 2012), plantea que la gestión aporta orden, coherencia y estabilidad
en la organización, mientras que el líder promueve el cambio y el movimiento. Para Kotter, las actividades del directivo como
líder y como gestor son diferentes con respecto a sus funciones fundamentales:
- En la planificación y la asignación de presupuesto, el gestor establece objetivos detallados. En cambio, el líder ofrece una visión de camino futuro en la organización y establece estrategias para el cambio organizativo necesario para alcanzar esa visión.
- En el diseño organizativo y la distribución de recursos, el gestor se preocupa de ajustarlos a los resultados, y de asegurar el desarrollo adecuado de los procedimientos de trabajo. En cambio, el líder se concentra en comunicar su visión de futuro al resto de los empleados, intenta que se comprometan y crea equipos de trabajo para conseguir la misión de la organización.
- En el ámbito del control y de la resolución de problemas, el gestor trabaja para que los resultados previstos en la planificación se cumplan y aplica los correctivos necesarias, incentiva a sus subordinados y soluciona los conflictos que puedan surgir. Por su parte, el líder se encarga de motivar a los empleados, les cede poder de decisión y les transmite la sensación de que además de conseguir los objetivos organizativos se van a satisfacer su necesidades mediante el trabajo cotidiano. Para Zaccaro (1995 c.p Pedraja y Rodríguez, 2008) los líderes no sólo resuelve conflictos, sino construyen la naturaleza de los problemas de la organización, desarrollan y evalúan las soluciones potenciales, y planean e implementan las decisiones tendientes a resolver dichas problemáticas.
En términos de la estructura, algunos autores hacen claras
distinciones entre organizaciones públicas y privadas. Para Varela (2012), las
organizaciones privadas llevan la delantera en lo que respecta a cambio y adaptabilidad.
Cuentan con estructuras flexibles que se adecuan a las estrategias y, en
general, con un mayor nivel de liderazgo en sus directivos más importantes, por
lo que están más preparadas para afrontar nuevas reglas del juego y tomar
decisiones eficientes cuando se requiere. Sus líderes están abiertos a la
innovación, poseen un nivel de habilidades blandas más desarrollado y parecen
no temer a derribar sus propios paradigmas. Esta forma de liderazgo
correspondería más con el liderazgo transformacional, tal como lo definen
Pedraja y Rodríguez (2008): el líder transformacional se preocupa de motivar a sus
seguidores, de conformar una cultura organizacional y un ambiente favorable al
cambio organizacional. Este líder se enfoca en articular una misión, que sirva
de inspiración a sus seguidores. Además, Varela (2012) corrobora que el líder
transformacional se enfoca en que los empleados hagan suyas la misión, visión y
metas organizacionales, para generar un alineamiento estratégico entre las
necesidades de las personas y las necesidades organizacionales. De esta manera
las personas no cumplen las metas por obligación sino por un real interés en
ellas.
Por otra parte, al referirse a las organizaciones públicas,
Varela (2012) señala que éstas se basan todavía sobre estructuras piramidales y
altamente jerarquizadas. Los niveles de resistencia al cambio son mayores en
este tipo de organizaciones, y la
cultura organizacional generalizada suele ser muy burocrática. Además, la
cultura organizacional de las organizaciones públicas es naturalmente compleja,
lo que dificulta el actuar libre y empoderado de los líderes que en éstas se
encuentran. Al respecto, Arias y Soria (2008) plantean que los funcionarios que
son los líderes tienen margen de maniobra que se limita al concedido por las
normas que rigen su trabajo.
Estas características de las organizaciones públicas hacen
que los cambios sean lentos y pesados y que no necesariamente dependan de los
directivos, sino más bien de ciertas políticas y lineamientos. El desarrollo de
un liderazgo efectivo es mucho más difícil bajo estas condiciones, sobre todo
porque una de las actividades del líder es justamente propiciar el cambio y la
innovación. Varela (2012) coincide con esta apreciación cuando afirma que en
las organizaciones públicas los líderes suelen ser pocos en relación a los
jefes, por lo que la capacidad para generar un cambio radical y motivar a los
equipos a que trabajen en base a nuevos paradigmas se ve apocada la burocracia
llena de regulaciones y leyes que dejan un rango de decisión mínimo. Esto ha
hecho que las organizaciones públicas no hayan incorporado completamente
algunos principios como la atención basada en el ciudadano-cliente, eficiencia
y sustentabilidad, alianzas estratégicas, entre otros mecanismos flexibles y
adaptables.
El liderazgo en las organizaciones públicas pareciera estar
más orientado a lo transaccional: se enfoca en identificar las necesidades de
los subordinados para cumplir sus objetivos, más que en configurar una misión
global, que de por sí ya está definida por lineamientos (Pedraja y Rodríguez,
2008). Además el líder transaccional se enfoca en aclarar las funciones y
tareas organizacionales, diseñar la estructura organizativa, y el sistema de
incentivos y recompensas. Para Varela (2012),
este estilo de liderazgo se basa definir claramente del rol del
subordinado y enfatizar las consecuencias positivas o negativas que implica el
cumplimiento o no de los objetivos y metas.
En cuanto a los procesos comunicacionales, los líderes del
sector privado tienden a ser más comunicativos y positivos en las relaciones
interpersonales al interior de la organización, tienen una visión más enfocada
en los resultados, más perseverante y más optimista a la hora de tomar riesgos.
Por otro lado, los líderes del sector público, suelen ser más prudentes, con
base en las reglas y regulaciones (Varela, 2012). Sin embargo, (Varela, op.cit.),
destaca como una prioridad la integración de líderes fuertes y capaces, para
lograr un despegue en el desempeño organizacional de las entidades estatales,
que deben responder con mayor rapidez y eficacia a las complejas demandas de
una sociedad civil informada, organizada y empoderada.
Con respecto a los objetivos organizacionales, Rainey y
Bozeman (2010) consideran que las organizaciones públicas tienen ambigüedad en
sus objetivos. Probablemente estos autores se refieren a las metas más
específicas, que por lo general no están muy descritas en los lineamientos
generales que se establecen por vía gubernamental, más no a los propósitos
generales que están establecidos en normas, resoluciones y leyes.
De acuerdo a los hallazgos de Rosemberg y Villadsen (2010),
en un estudio realizado en Dinamarca, los gestores públicos sí parecen usar un
estilo diferente de liderazgo del utilizado por sus homólogos del sector
privado. Pero al parecer este estilo de liderazgo distinto se debe, al menos en
parte, al contexto laboral diferente en ambos tipos de organización, lo que
permitiría suponer (e investigar en futuros estudios), que el contexto es un
factor condicionante del ejercicio del liderazgo.
Varela (2012) considera que, de todos modos, son cada vez
más las prácticas importadas al Estado desde el sector privado, por lo que los
factores limitantes de un liderazgo en expansión podrían ir difuminándose en
función de la correcta adaptación e implementación de nuevos sistemas de
trabajo.
Referencias
Arias, Adrián de León y Soria,
Rigoberto (2008) “Liderazgo en la Administración Pública: una reseña de su
evolución”. VI Congreso Internacional de Análisis organizacional. México: http://www.uacya.uan.edu.mx/VI_CIAO/ponencias/2_poder/2_1.pdf
Pedraja-Rejas, Liliana y
Rodríguez-Ponce, Emilio (2008). “Estudio comparativo de la
Influencia del estilo de liderazgo y la congruencia de valores en la eficacia
de empresas privadas e Instituciones Públicas”. Interciencia. Caracas: Asociación Interciencia. En: http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0378-18442008000100004
Rainey,
Hal y Bozeman, Barry. (2010). “La comparación de las
organizaciones públicas y privadas: la investigación empírica y el poder del a
priori”. Journal
of Public Administration Research and Theory. Vol 10 Num 2. Pp. 447-470.
Oxford: Oxford University. En: https://translate.googleusercontent.com/translate_c?depth=1&hl=es&prev=search&rurl=translate.google.co.ve&sl=en&u=http://jpart.oxfordjournals.org/content/10/2/447.abstract&usg=ALkJrhi4zZzh9w_Vi5Bxhx4oyRmzRjeSWA
Rosenberg
Hansen, Jesper y Villadsen, Anders R. (2010).
“¿Es diferente el
liderazgo público?” Boletín del
instituto de gobernanza y dirección pública de ESADE.
Barcelona, España: Universidad Ramón Llull. ESADE. http://www.esade.edu/public/modules.php?name=news&idnew=590&idissue=51&newlang=spanish
Varela, Felipe. (2012). “Liderazgo en
el Sector Público. Aproximaciones y Desencuentros con el Sector Privado”. Administración Pública. Chile:
Universidad de Santiago de Chile. En:
http://www.academia.edu/1796675/Liderazgo_en_el_Sector_P%C3%BAblico._Aproximaciones_y_Desencuentros_con_el_Sector_Privado
Saludos! Felicitaciones por el diseño, así como el material publicado. Revisando la información ofrecida en el Blog denominado Liderazgo Empresarial, observo que hacen reseña acerca del liderazgo en las organizaciones tanto públicas como privadas, donde quiero significar la convergencia con la compañera Hurtado, en lo que respecta al tipo de liderazgo, por cuanto precisamente es el entorno de dichas organizaciones las que van a determinar el verdadero y efectivo liderazgo que debe emplearse según la circunstancia dada en determinado momento, a los fines de que se lleve a cabo de manera exitosa su actividad económica y por ende la toma de decisiones en aras de obtener resultados acertados y progresivos que le permita mantenerse en el mercado competitivo.
ResponderEliminarXiomara Liberto. Equipo con Oscar y María en Gerencia al Día.